¿Alguna vez te has parado a pensar que algunas partes del cuerpo humano que nunca dejan de crecer continúan cambiando incluso después de que creemos que han “dejado de crecer”?

¿Conoces ese momento en el que miras una foto antigua y piensas: "¡Guau, mi nariz se ve diferente!"? o “¿Mis orejas siempre han sido así?”

Bueno, yo también me he encontrado pensando estas cosas, y la verdad es que nuestro cuerpo tiene sus propios planes, incluso cuando la adolescencia ya está muy atrás.

En el post de hoy vamos a hablar de esas partes del cuerpo humano que nunca dejan de crecer, o al menos que no parecen darle paz al espejo. ¡Acompáñame a descubrir qué son y por qué sucede esto!

Cuando pensamos que ya se detuvo… Pero no es así

Recuerdo bien cuando era adolescente y cada semana medía mi altura para ver si había ganado algunos centímetros.

Entonces llega un momento en que el cuerpo dice: “¡Basta, así está bien!”

Los huesos dejan de alargarse, los músculos encuentran su ritmo y pensamos que ese es el final del camino del crecimiento.

¿Pero es eso realmente cierto? La ciencia me ha demostrado que algunas partes del cuerpo humano que nunca dejan de crecer tienen vida propia.

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No es un crecimiento “gigante”, sino cambios que ocurren lentamente, casi sin que nos demos cuenta. ¿Vamos a conocer a estos testarudos?

La nariz: mi compañera que nunca para

Confieso que me he sorprendido mirándome la nariz en el espejo y preguntándome si ha crecido o si me estoy imaginando cosas.

¡Y mira, no es sólo mi impresión! La nariz es una de las partes del cuerpo humano que nunca deja de crecer, o mejor dicho, que cambia con el tiempo.

Tiene hueso, cartílago y piel, pero es el cartílago el que marca la diferencia.

A diferencia de los huesos, que se estancan en la juventud, éste continúa moviéndose, ajustándose, aunque sea muy lentamente.

Y hay más: la gravedad, esa amiga persistente, también echa una mano.

Con el paso de los años, la piel pierde elasticidad, los tejidos se caen un poco y la nariz puede parecer más grande o más caída.

Leí en un estudio que crece alrededor de 0,1 a 0,2 milímetros por década después de los 20 años.

No mucho, ¿verdad? Pero si le sumamos 50 años, comprenderemos por qué la nariz de la abuela parece más imponente. ¡Es hora de dejar huella y eso me parece bastante encantador!

Orejas: baratijas de la vida

Si la nariz ya me sorprendió, las orejas me dejaron sin palabras.

En serio, ¿alguna vez has notado cómo cambian con la edad? Mi abuelo, por ejemplo, tiene orejas que parecen tener vida propia, y yo siempre pensé que todo estaba en mi cabeza.

¡Pero no lo es! Las orejas están en la lista de partes del cuerpo humano que nunca dejan de crecer, y la culpa es, una vez más, de ese maldito cartílago.

Se estira lentamente y la gravedad atrae todo hacia abajo, especialmente los lóbulos.

Un estudio británico midió esto con exactitud y descubrió que las orejas crecen alrededor de 0,22 milímetros por año.

Haz los cálculos: entre los 20 y los 80 años, ¡pueden crecer más de 1 centímetro!

Sigo imaginando mis orejas dentro de unas décadas, llevando aún más pendientes colgantes. Es casi un complemento natural que nos regala el tiempo ¿no crees?

Pies: mis compañeros de caminata

Ahora, hablemos de algo que siento a diario: mis pies.

Ya tomé un zapato viejo y pensé: "¿Eh? ¿Se encogió?"

¡En realidad son mis pies los que están cambiando!

También están en la lista de partes del cuerpo humano que nunca dejan de crecer (o, al menos, de transformarse).

Los huesos dejan de funcionar en la juventud, pero los ligamentos y tendones se aflojan con la edad, y el peso de la vida (¡literalmente!) hace que se estiren.

Escuché de un podólogo que los pies pueden crecer media talla cada diez años después de los 40.

Y si ya has sido madre, como yo, sabes que el embarazo da un empujoncito a esto, con las hormonas relajándolo todo.

Mi armario te lo puede decir: ya he cambiado la mitad de mis zapatillas por tallas más grandes. Es el cuerpo adaptándose al viaje de la vida, e incluso me gusta pensarlo de esa manera.

Cabello y uñas: mis renovadores de confianza

Ahora bien, hay dos partes del cuerpo humano que realmente nunca dejan de crecer: el cabello y las uñas.

¡Veo que estos cambian todo el tiempo! Mi cabello crece aproximadamente 1 cm al mes y me encanta verlo cobrar vida en el salón.

En cuanto a mis uñas, no hace falta ni hablar: una semana me las corto y a la semana siguiente ya me vuelven a pedir tijeras, creciendo en mis manos unos 3 milímetros al mes.

Están hechas de queratina, y las células que hay allí no dejan de funcionar a menos que ocurra algo grave, como una gripe fuerte que me dejó inconsciente una vez.

El cabello puede volverse más fino con la edad, pero ¿puede detenerse? ¡Nunca! Y las uñas de las manos crecen más rápido que las de los pies. ¿Te has dado cuenta? Son detalles que me hacen admirar lo inteligente que es nuestro cuerpo.

¿Y el resto? ¿Quedarse quieto?

Si el cabello y las uñas nunca se detienen, ¿por qué el resto del cuerpo no sigue su ejemplo? Yo también me hice esa pregunta.

Los huesos, por ejemplo, alcanzan su máximo desarrollo alrededor de los 30 años y luego comienzan a perder densidad.

Los músculos dependen de mí: si hago ejercicio, crecen; Si me quedo en el sofá, se acabó.

Los órganos permanecen en su lugar, cambiándose sólo en casos especiales.

Entonces, las partes del cuerpo humano que nunca dejan de crecer son estas estrellas: nariz, orejas, pies, cabello y uñas, cada una con su propia forma de moverse a lo largo del tiempo.

Un toque final de curiosidad

Mira, escribir sobre esto me hizo mirarme con otros ojos.

La próxima vez que te mires al espejo o veas a alguien mayor, echa un vistazo a estas partes del cuerpo humano que nunca dejan de crecer.

La nariz más llamativa, las orejas colgantes, los pies que piden espacio o las uñas que nunca descansan, todo ello es el tiempo contando nuestra historia.

Me parece hermoso cómo nuestro cuerpo nunca deja de sorprendernos.

Y tú, ¿ya has notado estos cambios?

¡Cuéntanos en los comentarios qué te parece y compártelo con ese amigo al que le encantará esta curiosidad!